PANEURO500 Admin
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| Tema: Enésima campaña sobre el uso inadecuado del móvil. ¿Para qué sirven realmente estas actuaciones? Jue 12 Nov 2009, 08:00 | |
| Enésima campaña sobre el uso inadecuado del móvil. ¿Para qué sirven realmente estas actuaciones? Posted: 09 Nov 2009 02:32 AM PST
Hoy comienza una de esas macrocampañas de la DGT para controlar el uso del móvil en la conducción. Las crónicas hablan de un dispositivo policial habilitado hasta el próximo 22 de noviembre con el que se pretende supervisar 600.000 vehículos de los que circulan por nuestras vías. 15 días de concienciación a golpe de recetario reforzada con una campaña informativa en medios de comunicación. 115.558 conductores fueron denunciados durante el pasado año por hablar por el móvil mientras conducían. 346.674 puntos volaron por este motivo, es decir, cerca de un 13% del total de los puntos retirados en 2008. La distracción fue la causa de un tercio de los 93.161 siniestros con víctimas que se produjeron en nuestro país el pasado año, y en los que fallecieron 3.100 personas. Y hasta aquí, los fríos números.
Nunca he comprendido demasiado estos dispositivos, la verdad. De hecho, nunca he comprendido demasiado la gestión de la educación vial por campañas monotemáticas. Ahora controlamos los móviles. De aquí a un mes, pongo por caso, le toca el turno al uso del cinturón. Luego, sigo inventándomelo, que los neumáticos estén en buen estado. Y tres meses más tarde, por decir otra cosa, van los sistemas de retención infantil. Y al cabo de un tiempo más, que las luces funcionen correctamente… Sé que soy un poco torpe, pero no lo entiendo. Si me fijo en lo que es el asunto vial, me encuentro con una serie de factores que, aunque diferenciables, normalmente se encuentran y se entrelazan. Siempre decimos que la siniestralidad vial (como extremo luctuoso de una seguridad vial disfuncional) no es casual, sino causal. Y, más áun, multicausal. Pero cuando digo multi-, quiero decir multimulti. Por eso no entiendo que periódicamente se concentren esfuerzos en combatir un factor de riesgo y se dejen de lado el resto para una mejor ocasión… cuando sabemos que por efecto de la siniestralidad vial toda una vida puede cambiar en un instante. ¿Que el trabajo por campañas es el máximo exponente de la racionalidad en la gestión productiva? Pues… quizá. Tanto planificas, tanto produces, tanto vendes y te quedas con un excedente cero. Perfecto. Sin embargo, nunca he creído que algo tan variable y tan humano como es la seguridad vial pueda someterse a los mismos criterios organizativos que una producción. La circulación no es una fábrica de tornillos. Si la seguridad vial es multifactorial y depende en un 90% del hombre, para ser realmente eficaz el control de calidad que realizan nuestras autoridades debería atacar a muchísimos puntos a la vez. A este argumento que expongo, los políticos le tienen buscada una respuesta de manual: No podemos poner a un policía detrás de cada conductor – dicen – a la espera de que cometa una infracción para reprender tal actuación. Y tienen toda la razón del mundo. No seré yo quien pague gustosamente impuestos para que cada conductor sea escoltado por una patrulla por si decide pasarse los reglamentos por la entrepierna. No. No se trata de eso. Se trata de que cada conductor comprenda que no es sólo el móvil lo que le puede llevar a la tumba. Y no es sólo el cinturón lo que le puede salvar. Y no es sólo un neumático en mal estado el que lo puede tirar barranco abajo… Se trata de que el conductor y sus acompañantes comprendan que, efectivamente, son un montón de factores a la vez los que, combinados, dan lugar a disfrutar de una buena seguridad vial o por contra los llevan a sufrir un siniestro y sus consecuencias. Y si se agobian por la profusión de cosas por las que hay que estar pendiente cuando uno lleva un volante entre manos, lo siento mucho, pero es lo que hay. Dosificar los factores que se controlan policialmente puede ser una buena herramienta de gestión, sí, pero no ayuda a que el conductor comprenda que realmente hay que tenerlos presentes todos y en cada momento, sino más bien al contrario. Es decir, el sistema puede resultar operativo para la gestión del problema, pero no lo suficientemente educativo para la resolución del conflicto. Foto | Arkangel, Mikel Bort |
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