1. • París, Londres y Roma se suman a un plan para mejorar el uso de las dos ruedas
   
2. • La ciudad instalará más zonas exclusivas en semáforos y más cámaras de control
   

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• El jefe de la Guardia Urbana aboga por bajar la alcoholemia de los motoristas
  

CARLOS MÁRQUEZ DANIEL
BARCELONA

"La moto ha venido para quedarse". En boca del jefe de la Dirección General de Tráfico (DGT), Pere Navarro, esta frase quizás tópica no es un polvoriento eslogan de autopista. Es una realidad que condiciona el dibujo vial de las carreteras de cualquier estado. Pero, sobre todo, es una afirmación que obliga a replantear la ciudad para lograr que el matrimonio de conveniencia que forman moto, coche, bicicleta, peatón y transporte público no convierta las calles en un aventurado campo de minas con ruedas.
El 16° Fòrum de Seguretat Viària celebrado ayer en la torre Agbar demostró que Barcelona lidera la inquietud europea por la correcta integración de la moto. Y como adalid del asunto, la capital catalana se ha colocado al frente del proyecto eSUM, que pretende, junto a las autoridades de París, Roma y Londres --representadas ayer en el foro-- y los fabricantes del sector, estudiar todas las medidas posibles que hagan más segura la conducción en moto. Las cifras que presentó el jefe de la Guardia Urbana, Xavier Vilaró, exigen semejante despliegue: de los 154 conductores que perdieron la vida en accidentes de tráfico entre el 2003 y el 2008 en Barcelona, 136 manejaban una moto, un preocupante 88,3% del total.
Entre ponencias, debates y almibaradas presentaciones de power point, el ayuntamiento desglosó algunas medidas destinadas a rebajar esas malas noticias. La primera decisión será duplicar el número de zonas reservadas a motoristas en cruces peligrosos. Los cuatro que se instalaron hace un año han demostrado, según señaló Ángel López, director de Movilidad, que el riesgo de accidente "se reduce", ya que cuando el semáforo está en rojo, la moto puede avanzar hasta alcanzar ese espacio mientras los coches están en punto muerto. El concejal de Movilidad, Francesc Narváez, anunció también la pronta instalación de sistemas de fotodenuncia para detectar el "comportamiento errático y temerario de algunos motoristas".

USAR EL CARRIL BUS
El uso del carril bus taxi levantó una educada polvareda. Madrid y Londres permiten compartir este espacio con el transporte público, mientras Barcelona y Roma escurren el bulto. El director de Movilidad zanjó el debate: "Es curioso que las dos ciudades con más motos ni se lo planteen. Con tanta moto, el bus y el taxi no avanzarían". También se intentó, sin éxito, debatir sobre un plan renove para motos y de cobrar por aparcar.
En lo que sí coincidieron todos es en la necesidad de reforzar la educación vial de los jóvenes: Pero aquí, sea por un problema de competencias o por el vértigo a tomar partido, nadie se atrevió, ni el mismísimo Pere Navarro, a concretar más allá de las bellas intenciones.

PASCU
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