No, con este título no me estoy refiriendo al conocido anuncio de coches en el que el conductor iba con el brazo fuera de la ventanilla. Ni tampoco a cuando un vehículo nos transmite mejor o peor por donde vamos circulando. Más bien se refiere a
aquello que nos rodea y que debido a la carrocería no apreciamos cuando nos desplazamos.
Los coches cada vez vienen mejor aislados acústicamente, tanto que prácticamente no oyes ningún ruido, ni del roce con el asfalto, ni aerodinámico, ni tan siquiera del motor. Cada vez poseen una gestión térmica más eficaz, con climatización bizona y hasta cuatrizona. Sin embargo, ¿y los que vamos en moto?
Los que circulamos en moto
no tenemos ninguna de estas comodidades y a la postre, pueden llegar a ser más beneficiosas que perjudiciales. Os pondré un ejemplo: hace un par de semanas, con la ola de frío, la gente iba cómodamente en sus coches con la calefacción puesta. Aquellos pocos que se atrevían a conducir una moto, seguramente tiritaban de frío a poco que su ropa no fuese la adecuada.
Imaginaros que circuláis por una carretera y llegáis a un túnel. Lo atravesáis y salís por el otro lado. ¿Habéis notado algo? Bueno si, que había menos luz que fuera si era de día. ¿Pero habéis notado algo más? Seguro que no. Sin embargo, el motorista habrá entrado en el túnel e inmediatamente
ha notado como la temperatura dentro subía entorno a los diez o doce grados, como si de una bodega se tratase.
Fuera hacía frío, mucho frío. Si os hubieseis fijado en la temperatura que os marca el termómetro exterior del coche, veríais unos escasos dos grados de temperatura. Al motorista no le hace falta verlo (aunque se agradece). Circulando, sus sensación térmica será menor, y
se mantendrá alerta ante cualquier signo en el asfalto que le pueda revelar la aparición de hielo en la calzada.
A la salida del túnel, la mayoría de los conductores del coche no tendrán en cuenta que precisamente en ese tramo de vía existe una mayor posibilidad de encontrarse una placa de hielo. Sin embargo, la diferencia de temperatura entre el exterior y el interior activará aun más si cabe
el estado de alerta del motorista, y saldrá del túnel con más precaución de la que ya llevaba.
Sentir el frío, el calor, ha hecho que el conductor
reciba estímulos a través de su cuerpo, y no sólo mediante la vista. Esto junto con su experiencia le hará ser mucho más precavido, disminuyendo el riesgo intrínseco de la circulación en moto.
Pero todavía podemos recibir más estímulos que nos ayudan a conducir mejor. Oído y olfato por ejemplo. Lo veremos en el siguiente capítulo
PASCU
RAFAGAS