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 Conducción preventiva (1). La observación

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PANEURO500
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PANEURO500

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Conducción preventiva (1). La observación Empty
MensajeTema: Conducción preventiva (1). La observación   Conducción preventiva (1). La observación Icon_minitimeMar 14 Jul 2009, 09:57





Posted:
26 Jun 2009 11:00 PM PDT
Conducción preventiva (1). La observación Calle_canovas
La técnica para una conducción preventiva se apoya en tres pilares
fundamentales: la observación, la anticipación
y el dominio de nuestro espacio. Si empleamos estas técnicas de
forma correcta, estaremos llevando a cabo una conducción
preventiva.
Hoy iniciamos un pequeño monográfico sobre esta cuestión
básica para nuestra seguridad vial, y comenzamos por el primer eslabón en la
cadena de la conducción preventiva: la observación.
Ciertamente, el 90% de los estímulos que percibe un
conductor son de tipo visual. El movimiento de los vehículos, su posición en la
vía, el peatón que cruza la calzada… Todos esos estímulos
entran en los ojos del conductor y llegan al cerebro para que
este razone una respuesta adecuada y envíe a los músculos unas órdenes de
reacción correctas que además deben ejecutarse en un tiempo mínimo. Por eso
resulta básico que nuestra observación esté bien educada para
que el resto de la cadena funcione.

La importancia del barrido visual





Nuestro entorno varía a gran velocidad. Por eso, nuestra mirada tiene que
escudriñar todos los rincones de la vía. Dicho de forma breve, “tenemos que
verlo todo”. Sin embargo, para hacerlo debemos ser ordenados y
meticulosos.
De lo contrario, nos saturaremos y nuestro cerebro no
comprenderá el aluvión de informaciones que le llegará a través de los ojos. Es
decir, la idea es que, sí, debemos verlo todo, pero sin agobiarnos. Para
conseguirlo, nuestra herramienta será el barrido visual.
Barrer con la mirada significa realizar un movimiento casi constante
con los ojos
para, de forma parecida a como hace una escoba cuando la
pasamos por el suelo, capturar visualmente todo lo que hay en la vía.
Dependiendo de la vía en que nos encontremos, nuestro barrido se realizará de
una u otra forma.
En carretera, donde normalmente las distancias son largas y la velocidad
mayor, nuestro barrido visual debería ser longitudinal. Es
decir, debemos intentar llegar con la mirada hasta lo más lejos que podamos, si
puede ser hasta el lugar en que estaremos dentro de los 20
segundos
siguientes, y luego barrer con la mirada hasta donde estamos
nosotros para luego volver a mirar a lo lejos. En ese barrido visual podremos ir
percibiendo todos los elementos que nos rodean, incluidas las señales y el resto
de usuarios de la vía.
En ciudad, donde la velocidad de marcha es menor que en carretera, nuestro
barrido visual se acortará sensiblemente y se ensanchará a modo de
barrido transversal para no descuidar los posibles peligros
característicos de este tipo de vías: peatones que saltan a la calzada y
vehículos que irrumpen de repente, básicamente. Haremos por tanto un barrido
transversal, pero con una profundidad de campo visual
suficiente
como para detectar a tiempo la señalización y cualquier
imprevisto que se pueda dar, lo que en ciudad es más que habitual debido a la
mayor actividad del tráfico.
Mira a tu alrededor



Conducción preventiva (1). La observación Detras_int
Nuestro mundo no es sólo lo que queda por delante de nuestro vehículo. Somos
seres tridimensionales en un mundo tridimensional. Por eso, nuestra mirada al
frente debe alternarse con vistazos a nuestros lados y hacia la
parte posterior del vehículo, de modo que dominemos en todo momento tanto lo que
hay por delante como lo que tenemos por los lados y por detrás.
Dicho de otra forma, la posición de “vista al frente” está muy bien para los
soldados de Infantería (supongo), pero para el conductor es un sinónimo de
observación inadecuada.
Hay que tener en cuenta que cuanto mayor es la velocidad a
la que nos desplazamos, más se estrecha nuestro campo visual.
Eso es así por biología, y lo único que podemos hacer para mitigar este problema
es ejercitar nuestra visión periférica para ampliar ese campo visual o, lo que
resulta más sencillo y frecuente, mover
la cabeza para ver de forma adecuada en todo momento. De hecho, nuestra
observación debe ser tan activa que no lleguemos apenas a sectorizar nuestros
puntos de enfoque, sino que el barrido lo realicemos dentro de una
visión global. De lo contrario, podemos perdernos detalles
importantes mientras estamos observando cosas que quizá no lo sean tanto. ¿Cómo
se consigue esto? En tres palabras: Agilizando la mirada.
Por otra parte, el uso de los retrovisores resulta básico
para dominar nuestro entorno. La observación a través de los retrovisores debe
ser breve pero frecuente. Es decir, el retrovisor se mira
muchas veces pero siempre a vistazos: Nos interesa saber quién nos sigue y a qué
distancia, pero no cuántas caries tiene en cada premolar.
¿Y qué significa “muchas veces”? Depende. En una calle o en una carretera
saturada, habría que mirar los retrovisores cada dos por tres, es
decir, cada 6 segundos, para tener las cosas algo controladas.
En una carretera despejada o en una autopista, donde se supone que el
tráfico es menos denso, quizá con mirar atrás cada 10 segundos
deberíamos ir servidos, aunque si intuimos que la situación del tráfico es
complicada, será mejor estar más informados de todo lo que acontece a nuestro
alrededor.
Que no lo veas no significa que no esté ahí



Conducción preventiva (1). La observación Vision_periferica
Y todo eso, sin olvidar que existen los denominados ángulos
muertos, de los que hemos hablado en algunas ocasiones. En cualquier caso,
resulta imprescindible recordar que no siempre lo que vemos es lo que hay, sino
que a veces puede haber ahí alguien a quien no teníamos controlado. Y entonces
viene cuando de repente ese alguien nos pita enérgicamente sin que siquiera
sepamos de dónde viene ese ruido. Del consiguiente susto deberemos extraer dos
conclusiones: La primera, que aunque creamos que no hay nadie, eso no significa
que no haya nadie. La segunda, que deberíamos pensar en mejorar nuestra
capacidad de observación.
Finalmente, debemos tener en cuenta que, de todo lo que observamos, habrá
cosas que nos interesarán más como conductores y otras que
podremos descartar. Al final, la observación nos debe permitir
obtener una información válida para llevar a cabo una
conducción preventiva. Si no es así, si simplemente nos
dedicamos a ver y no a observar y entender cuanto nos rodea, será como si no
hiciésemos nada.
En la próxima entrega de este monográfico daremos un paso más hacia la
conducción preventiva y comprenderemos la importancia de la anticipación como pieza esencial de
la seguridad vial.
Foto | sergis
blog, Morrillu, Josep Camós
Animación | Josep Camós

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