Javier Costas No siempre lo ecológico es bueno, todo tiene sus pros y sus contras. Por ejemplo,
los semáforos con luces LED son muy eficientes energéticamente, ya que ahorran el 90% respecto a las luces convencionales, además tienen una duración muy superior. Toda una ventaja para un aparato que tiene que funcionar tanto tiempo, ¿no?
Pues no, esa ventaja encierra un gran inconveniente. Como no “desperdicia” energía,
no se calienta apenas, y en lugares con climas muy fríos puede dar lugar a que se acumule nieve en el semáforo sin que esta llegue a derretirse.
Habemus riesgo de accidentes.
En Estados Unidos ya lo han podido comprobar, con más de 10 accidentes, uno de ellos tuvo como resultado la muerte de una mujer al ser su turismo embestido por un camión que no pudo ver la luz del semáforo, oculta por la nieve. Seguramente con un semáforo convencional eso no hubiese pasado.
De todas formas,
siempre hay que aplicar el sentido común por encima de la tecnología. Si nos acercamos a un semáforo en el que no vemos luz alguna, podemos deducir que existe un problema y reduciremos la velocidad. Si no vemos ninguna luz encendida, entonces el semáforo no es operativo.
Si eso sucede, hay que aplicar las normas de prioridad por debajo de las semafóricas. ¿Quién tiene prioridad en la intersección? Una vez resuelto el enigma, cabe preguntarse si viene tráfico, otro conductor puede no estar tan espabilado como nosotros y darnos un buen golpe.
Piensa mal y acertarás.
Para esa mujer la fatalidad de la eficiencia energética
fue un factor concurrente en mi opinión, porque si el conductor del camión se saltó el semáforo en rojo, es que no vio directamente ninguna luz y pasó tal cual. Esa es la causa real del accidente,
es como “saltarse” un semáforo apagado sin ver antes la prioridad.
Puede trabajarse en métodos para evitar la formación de nieve en los semáforos LED, retirarla manualmente, poner “sombrillas” que impidan acumulaciones, etc. Todo eso se va al traste si no respetamos unas elementales normas de tráfico.
Si el semáforo no funciona, hay unas normas que no han dejado de existir.
De modo que si alguna vez te acercas a un semáforo apagado o ciertamente invisible, primero averigua a quién le toca pasar, y luego si puedes pasar por motivos de tráfico. En el cementerio también hay gente que tenía toda la razón.
No podemos depender tantísimo de la tecnología, ahí tenemos el resultado.
PASCU
RAFAGAS