La semana pasada
os presentábamos el nuevo
Honda Instituto de Seguridad (HIS) recientemente inaugurado junto a la sede central de la marca en Barcelona
con una inversión cercana a los 4 millones de euros. Una inversión significativa que muestra de manera clara su preocupación por la formación en seguridad de los usuarios de la moto. Un compromiso activo por
formar conductores de moto responsables y mejorar la seguridad de nuestras carreteras. La marca líder de mercado no lo demuestra solamente vendiendo más motos sino que se implica a fondo con el mercado español de la moto.
En esos mismos días aparecía la
noticia de que
la Dirección General de Tráfico (DGT) se gasta 3 millones de euros en comprar 43 nuevos radares para el control de velocidad. Ello implica un coste medio por radar de unos 70.000 euros, que se amortizan con unas pocas multas: si contamos a 300 euros de promedio, cada radar queda cubierto con apenas 250 multas. ¡Un buen negocio!. En España ya hay 524 puntos de verificación fijos y 240 móviles instalados en vehículos. Lo más sorprendente es que anuncian que todavía no han decidido en qué puntos se instalarán estos nuevos radares: “cuando surja algún tipo de necesidad”.
Esto debe ser lo que la DGT entiende por una política preventiva de seguridad vial.
Sorprende
el contraste en la misma semana
entre la actuación de una marca como Honda que invierte 4 millones de euros en un centro para promover la educación vial
y la actuación de la DGT (que tiene la responsabilidad de la seguridad vial) que invierte 3 millones de euros en radares para cuando hagan falta. A mí lo que me parece que hace falta es una actuación decidida por la educación vial, la mejora de formación de los conductores y la mejora de instalaciones y equipamientos.
¿Será posible imaginar algún día una red pública de centros consagrados a la seguridad vial a imagen del centro que ha creado Honda? PASCU RAFAGAS