Querido conductor del Seat León negro con las lunas tintadas. Soy el chaval de casco blanco montando en una
bicicleta negra al que el otro día estuviste a punto de arrollar por apurar en un semáforo que, por cierto, ya estaba en rojo. Aunque yo sé quién eres y tú sabes quien soy, dar más datos sería inadecuado, puesto que nuestro caso no es aislado. Pertenezco a esa pequeña, pero decidida legión de personas que creemos que ir a trabajar en bicicleta es el futuro. Seguramente tú formes parte de ese enorme
ejército de conductores que hacéis vuestra vida alrededor del coche y que, según parece, os gusta putear al resto de los
usuarios de la carretera. Parece que vayan a daros mejor puntuación al final del día. Joder a un
ciclista: 10 puntos colega. Pues bien, los que vamos encima de un sillín no somos iguales. Si me golpeas; muero. Así de simple. Un cariñoso saludo de un ciclista cualquiera.
PASCU
RAFAGAS