Cambio de rasante
A menudo cuando hablamos de situaciones en que no hay buena visibilidad, pensamos en curvas o intersecciones. Pero hay ocasiones en que incluso una carretera que, en el mapa, parece avanzar en la mas absoluta línea recta carece de visibilidad. Por si el título de esta entrada no os lo ha desvelado ya, hoy vamos a hablar de los cambios de rasante.
Según la Real Academia Española, la rasante es «línea de una calle o camino considerada en su inclinación o paralelismo respecto del plano horizontal». En otras palabras, la rasante no es más que la pendiente de la carretera.
La carretera ideal sería totalmente llana, está claro. Pero en el mundo real, las carreteras deben superar montañas y accidentes geográficos que resultarían extremadamente caros de perforar. Por ese motivo, siempre hay puntos en que la carretera tiene que inclinarse. Y los puntos en que cambia dicha inclinación se llaman, precisamente cambios de rasante.
Respecto a sus implicaciones en la conducción, distinguimos dos tipos de cambios de rasante: los que tienen visibilidad y los que no.
Cambios de rasante con y sin visibilidad
Un cambio de rasante sin visibilidad es aquél en que la forma de la carretera es convexa. El ejemplo paradigmático es la cima de un puerto de montaña. Un cambio de rasante tiene visibilidad si la carretera tiene forma cóncava; como por ejemplo lo más hondo de un valle. Podéis ver ambos casos en la figura anterior.
Ahora bien, no os penséis que los cambios de rasante sólo ocurren cuando dejamos de subir para empezar a bajar, o viceversa. En medio de una cuesta también puede haber un cambio de rasante si la pendiente cambia de forma abrupta, como podéis ver representado en el esquema que encontraréis unas líneas más abajo.
En cuanto a la seguridad vial, un cambio de rasante con visibilidad no debería representar ningún problema. Es más, quizá al ver la carretera que tenemos por delante en un ángulo más elevado, probablemente podemos ver incluso más lejos. Tan sólo tener en cuenta que si el cambio de pendiente es muy pronunciado, pasarlo a demasiada velocidad podría forzar un poco la suspensión delantera.
Por supuesto, el problema está en los cambios de rasante sin visibilidad. La convexidad del trazado nos impide ver lo que hay más adelante, y en circulación siempre es un peligro potencial. Obviamente no podemos reaccionar a lo que no vemos.
Los cambios de rasante con mala visibilidad no sólo ocurren en las "cimas"
La principal precaución a tener en cuenta cuando nos aproximamos a un cambio de rasante sin visibilidad es no invadir el carril destinado a la circulación en sentido contrario bajo ningún concepto. Si queremos adelantar o realizar un giro de 180º nos armaremos un poco de paciencia y esperaremos hasta llegar al ápice del cambio de pendiente, donde disfrutaremos de la visibilidad necesaria.
Yo personalmente, incluso evitaría realizar un giro a la izquierda muy cerca del cambio de rasante. Siempre podemos llegar hasta donde tengamos visibilidad suficiente, hacer un cambio de sentido y volver para tomar el desvío, que ahora será hacia la derecha sin más problemas. Me diréis que exagero. Bueno, quizá. Depende de la falta de visibilidad que haya en ese punto en concreto. Por suerte yo no me he visto en la tesitura muy a menudo.
Pero incluso si nos quedamos en nuestro carril, el cambio de rasante puede ocultar sorpresas desagradables. El peor caso posible sería un lugar donde los vehículos suelen detenerse poco después del ápice. Por ejemplo, una intersección complicada, o un semáforo.
En estos casos, la autoridad competente probablemente nos habrá avisado mediante las señales adecuadas al peligro en cuestión, y reduciendo el límite de velocidad de forma momentánea. Si normalmente ya aconsejamos obedecer todas las señales, en este caso aún más. Un límite de velocidad que nos puede parecer exagerado y abusivo, podría estar avisándonos de un peligro potencial, casi invisible hasta que sea demasiado tarde.
Pero incluso en aquellos lugares en que no suelen detenerse los vehículos, siempre es posible que concurra una circunstancia extraordinaria. Ejemplos, miles: unas obras que detienen momentáneamente el tráfico, un accidente, una avería, un árbol caído…
En este sentido, recuerdo que el doctor Pep Serra, al que ya muchos de vosotros conoceréis, hacía la siguiente recomendación: si al llegar a un cambio de rasante sin visibilidad nos damos cuenta que hay un obstáculo, es una buena idea activar las luces de emergencia para avisar a los que vienen por detrás. Y si vemos que es necesario detener el vehículo, podemos intentar hacerlo en el propio cambio de rasante, de forma que nos puedan ver desde mayor distancia.
En definitiva, si al afrontar una curva sin visibilidad tomamos ciertas medidas de seguridad extra, deberíamos hacer lo mismo en un cambio de rasante. Al fin y al cavo, viene a ser una curva, sólo que situada en el sentido vertical.
Fotos | Matamecamion, Jaume