¿El fin de los motoristas sin casco? Así es el Cascolock
Seguro que muchos de vosotros tenéis moto, la habéis tenido, deseáis tenerla o alguno de vuestros familiares o amigos monta en moto; bien sea para utilizarla a diario para los desplazamientos cotidianos o bien como un capricho para desconectar durante el fin de semana enlazando curvas y carreteras.
Todos sabréis que el casco, que lleva siendo totalmente obligatorio para motocicletas y ciclomotores de dos ruedas desde 1992, puede ser en muchos casos “nuestro ángel de la guarda”. Una caída nunca es una buena noticia, ni mucho menos, pero los resultados pueden ser desde dramáticos hasta simplemente unos rasguños que quedarán en un susto y una anécdota con el paso del tiempo. Por suerte, durante los últimos años la gran mayoría nos hemos concienciado de la vital importancia de utilizar un casco de seguridad homologado.
Sin embargo y, aunque no es un habitual, sigue habiendo motoristas que en determinadas ocasiones no lo utilizan por aquello del “bueno, no me lo pongo. Si voy aquí al lado”, o por cualquier otra razón. El caso es que en 2015 y según la DGT, de los 329 fallecidos en accidente de moto, fueron 20 las personas que perdieron la vida no utilizando el casco. Las estadísticas también muestran que de los 2.599 heridos hospitalizados por accidente de moto, 49 no lo llevaban puesto.
En 2012, la DGT financió un “estudio multidisciplinar para el desarrollo de un sistema que impida el arranque de una moto en caso de que sus ocupantes no lleven casco”. El nombre para este sistema inteligente es “Cascolock”. A día de hoy, existen dos alternativas diferentes para que el sistema detecte que el uso del casco.
La primera opción del “Cascolock” consta de un sensor instalado en el casco que detecta si éste está abrochado y a una distancia cercana a la moto. Este método tiene la ventaja de prescindir de baterías, ya que la energía consumida es mínima y podría alimentarse mediante ondas de radiofrecuencia. Esto se traduce en unos bajos costes de adquisición y de mantenimiento, ya que no habría que recargar ni sustituir baterías ni ningún otro componente.
La segunda es mucho más tecnológica y novedosa. Suma a la primera una cámara enfocada hacia el conductor que sería capaz de reconocer si éste lleva puesto o no el casco de seguridad. Basta con acercar levemente nuestra cabeza (con el casco puesto) a la zona de la cúpula para que la cámara lo detecte. Si el sistema no reconoce que el conductor tenga el casco puesto, no permitiría el arranque de la motocicleta. La pega de esta segunda opción es su mayor coste.
El Cascolock sigue en fase de estudio pero, si finalmente se puede desarrollar un sistema que resulte verdaderamente económico, sería una medida sencilla que ayudaría a salvar vidas obligando a todo aquel que se suba a una moto a ponerse y abrocharse un casco de moto homologado.
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Fuente | Revista DGT