Una proposición no de ley que acaba de realizar el PP para instalar una luz de freno en el casco de los motoristas y así hacerlos más visibles.
Según los datos que mostraba el PP,
más de la mitad de los motoristas fallecidos en accidente de tráfico fueron en ciudad y de estas, también más del cincuenta por ciento han sido por colisiones entre turismos y motocicletas, muchas de ellas atribuibles a los vehículos de cuatro ruedas. Pero como suele pasar en estos casos, las cifras hay que mirarlas con mucho cuidado.
Estoy completamente de acuerdo en que la ciudad es el entorno más peligroso para los motoristas. Pero muchos de los accidentes que sufrimos por falta de visibilidad son debidos a que, o bien los conductores
no aprecian nuestra posición porque nos hayamos en el ángulo muerto, o bien elementos de la carrocería les impide vernos en
cruces e intersecciones. ¿De qué serviría esta luz de freno? Lógicamente para evitar colisiones por alcance pero, ¿cuantos accidentes por este motivo se producen?
Cuando se produce un accidente en ciudad por alcance suele ser debido a que el conductor que circulaba detrás no guardaba la suficiente distancia.
Da igual que el coche que le precedía lleve una, dos o un árbol de navidad lleno de luces instalado en la parte trasera, acabará chocando de todas formas.
El peligro que corren los motoristas en cruces, incorporaciones y circulando en paralelo no disminuyen instalando una tercera luz de freno en el casco, que por otra parte, serviría para aumentar aun más el precio de estos. Ya es bastante doloroso tener que pagar el IVA completo en un elemento que es obligatorio, como para encima tener que aumentar su coste con una luz que puede fallar, se funde, exige un mantenimiento y añade peso. ¿Y para qué? Y ya no circulando en pareja. El pasajero seguro que llegará a casa con una luz roja fija en su retina y con un terrible dolor de cabeza.
Yo propondría una
luz ámbar rotativa bien alta. Y aun así, todavía no nos verían
PASCU
RAFAGAS